Muchas son las curiosidades entorno a estos hallazgos gastronómicos, y precisamente esos detalles nos explicarán el porqué de nombres, usos, e incluso creencias sobre los alimentos encontrados en nuevos mundos.
-¿Intentó
dulcificar un franciscano la agobiante persecución a la que le sometía la
inquisición descubriendo la vainilla?
-¿Es un buen
momento, cuándo el cronista de la expedición llama “puercoespín” a su barco (de
tantas flechas como lleva clavadas) para probar la mandioca?
-¿Qué cara
se le queda a uno cuando va a buscar los fastuosos tesoros de “El Dorado” y se
encuentra una patata?
-¿Por qué los británicos llaman “Turkey” (turco) al pavo, cuando en realidad lo trajeron los españoles de América? ¿No sería más correcto llamarle “D´inde”(de Indias) como hicieron los franceses? ¿Justificaría esto que se masculinizase tal palabra por Dindon?
-¿Qué hospital español comenzó a cocinar los tomates, mientras en Europa se veían como ornamentos de jardinería? ¿Lo consideraron familia de las manzanas (pommes) los italianos, para darle el apelativo de pommo d´oro al verlos “dorados” al verlos madurar?
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